Entre los valores del sector y la ayuda que brindan los algoritmos, esta tecnología es una guía para gestionar el ahorro
La inteligencia
artificial (IA) ofrece una doble oportunidad este verano para los inversores.
De un lado, con una apuesta por el sector, que sigue con buen desempeño. Del
otro, con algoritmos o carteras automatizadas para olvidarse de movimientos
durante las vacaciones.
Los analistas de
eToro lo tienen claro: “Aún nos encontramos en la fase inicial de una
actualización de la estructura global”, comenta Jean Paul van Oudheusden.
Nvidia, gigante de los chips, está cerca de ser la primera cotizada en alcanzar
los 4 billones de dólares de valor. Es el ejemplo ideal del tirón de la IA, con
un repunte del 1.600% en cinco años. Si Nvidia o AMD (+160% en cinco años) ya
se han beneficiado, ahora ve la puerta abierta para el software y grandes
tecnológicas como Microsoft, Amazon, Alphabet o Meta. “Están bien posicionadas
para crecer”, al margen de que salgan “nuevos disruptores”.
El analista de
eToro Javier Molina llama a diferenciar. Hay tecnológicas “en plena tendencia”,
como Nvidia –“referencia absoluta hoy”– o Meta; otras “sólidas pero con
matices” como Microsoft y Amazon; unas Alphabet y Apple “a medio gas”, y una
Tesla –con la IA clave en su conducción autónoma– para las que faltan pistas
claras. “El rally no es homogéneo, obliga a diferenciar”, alerta.
En Columbia
Threadneedle plantean que en un mercado nervioso “la IA despunta como una
temática a largo plazo que podría generar un crecimiento duradero”. Citan que
Alphabet, Meta, Microsoft y Amazon más que duplicarán su inversión en el
sector, desde los 150.000 millones del 2023 a los 395.00 millones en el 2027.
Con más casos de uso y menos costes, facilita la adopción empresarial y “se
posiciona para resurgir como catalizador a largo plazo”. Los aranceles y la
geopolítica pueden traer sustos, pero “resulta improbable que hagan descarrilar
el crecimiento de la IA”. Porque crece la demanda de semiconductores, energía e
infraestructuras. La firma pone a los chips en el centro: “Lo alimentan todo,
de plataformas en la nube a dispositivos conectados”. Su demanda pasará de
530.000 millones en el 2023 a 1,1 billones en el 2028.
La IA también se
cuela en la gestión. Las carteras automatizadas, que gestionan algoritmos,
ganan terreno, adaptadas al perfil del usuario. Son los llamados roboadvisors .
“En momentos como el verano demuestran todo su valor: se diseñan para
gestionarse sin que el inversor deba estar pendiente”, expone Jordi Mercader,
consejero delegado de InbestMe, especializada en el segmento. Los rebalanceos o
ajustes de riesgo son automáticos, sin sesgo emocional, “lo que permite
desconectar”. “Es cierto que algunos veranos han estado marcados por episodios
críticos en los mercados. Pero alejarse es un error, porque esos episodios
tienen mucho menos peso del que percibimos”, explica Mercader.
Para capearlos,
en todo caso, apuesta por una buena planificación y visión más allá del estío,
optando por carteras adaptadas a los objetivos, sean a corto, medio o largo
plazo, que tendrán más peso de renta variable o fija según el caso.
“El verano es
una época que se asocia con menos actividad y más volatilidad ocasional, se
puede usar para rebalancear carteras o revisar el perfil de riesgo, siempre
pensando a medio o largo plazo y diversificando”, expone Antonio Castelo,
analista de iBroker. De la automatización, destaca su menor coste y que acercan
la inversión con mínimos de entrada bajos. Entre las contras, ve que la gestión
humana permite un asesoramiento personalizado, con capacidad de reequilibrar
según la situación del cliente y tiene “una capacidad de ver matices
cualitativos en el mercado”. “Se puede optar por combinar ambos”, plantea como
salida salomónica.
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