Atrapada entre el proteccionismo estadounidense y el mercantilismo chino, la Unión Europea estaría, por su propio ADN, mal preparada para un contexto político-comercial conflictivo. Así lo explicó el 24 de septiembre el economista Sébastien Jean a los representantes de la industria francesa del textil y la confección.
Director asociado de la Iniciativa de Geoeconomía y Geofinanzas del IFRI (Institut Français des Relations Internationales) y profesor del Conservatoire National des Arts et Métiers (CNAM), Sébastien Jean fue invitado a este encuentro por la Fédération de la Maille et de la Lingerie (Federación del punto y la lencería francesa). Fue la ocasión para hacer balance de los efectos de una globalización rediseñada por Donald Trump y de la situación de una Europa atrapada entre dos fuerzas.
"En el trauma de la posguerra, la Unión Europea se construyó como un proyecto destinado a diluir la potencia de los países. El actual retorno a una lógica de potencias entra en contradicción con estos valores y dificulta la defensa de nuestros intereses en un contexto más conflictivo", recuerda el especialista. Señala además que Europa adolece de niveles de inversión insuficientes y, al mismo tiempo, depende tanto de sus importaciones de materiales como de sus exportaciones de productos finales.
Mientras Estados Unidos mantiene una relación de poder con China a la vez que limita los aranceles tradicionales a sus vecinos mexicanos y canadienses, todos los demás países soportan tipos aduaneros del orden del 15 %. "Si bien algunos países, como Suiza, Brasil e India, se ven afectados de manera a veces incomprensible, la Unión Europea es uno de los mercados más favorecidos, contrariamente a lo que se ha dicho", sostiene.
Sébastien Jean observa que Estados Unidos ha logrado hacer pagar su "soberanía" económica sin desencadenar, desde el "Liberation Day" de abril, una crisis económica. Sin embargo, persisten las dudas sobre el objetivo estadounidense de apoyar, mediante este proteccionismo, a la industria local.
"En Estados Unidos, la industria genera 13 millones de empleos, frente a 30 millones en Europa y 120 millones en China", recuerda el economista. "La postura de confrontación de Washington otorga mucha fuerza a corto plazo, pero puede minar la posición del país ante sus aliados y debilitar los acuerdos comerciales con sus propios vecinos".
La era de la interdependencia hostil
Ante la creciente "armamentización" del comercio en el pulso entre grandes potencias, que amenazan con cortar el grifo de los materiales estratégicos que controlan, Sébastien Jean aboga por un cambio de enfoque. La economía ya no basta para explicar todos los fenómenos: es la hora de los golpes de efecto diplomáticos e incluso de las invasiones territoriales, pero los motivos políticos se han impuesto a las razones cuantitativas.
A la fase de globalización de las cadenas de suministro, que se prolongó desde los años noventa hasta la crisis económica de 2008, le siguió una fase de estabilización durante la cual China se convirtió en una auténtica competidora de la potencia económica estadounidense. Ahora se abre una nueva fase, a iniciativa de Washington: la de una "interdependencia hostil", según Sébastien Jean. A su juicio, es el momento de una globalización más desordenada y caótica, que acabará por entrañar, con el tiempo, una probable pérdida de confianza en los acuerdos comerciales.
La incertidumbre pasaría, de hecho, a convertirse en una suerte de norma para la economía mundial. "Con la globalización, la regla era simple: se aprovisionaba donde era más barato. Ahora, cuando el aprovisionamiento depende de terceros, ya no se puede confiar en el mercado. Asegurar la cadena de suministro se ha convertido en la lógica prioritaria", explica Sébastien Jean.
A falta de certezas sobre el futuro de la economía mundial, los profesionales del textil y la confección presentes en esta conferencia pudieron, al menos, poner palabras a la imprevisibilidad que parece destinada a regir los próximos años. Y ello en un momento en que ya se están produciendo otras formas de ruptura, desde la desestabilización del acceso libre a la información hasta la revolución digital (inteligencia artificial, ordenadores cuánticos, etc.). Sin olvidar una crisis demográfica: dos tercios de la población mundial viven en países por debajo de la tasa de reemplazo de la población.

Comentarios
Publicar un comentario